Es un conjunto arqueológico ubicado en el perímetro oeste de la Zona de Monumentos Arqueológicos de Teotihuacán, cuyos restos fueron explorados en la segunda mitad de la década de 1950 por la arqueóloga de origen italiano Laurette Séjourné, por encomienda del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Se trata de un conjunto habitacional amurallado, que se cree funcionó como vivienda de nobles, altos mandos militares y representantes de las ciencias, las artes, la religión y el comercio de la época.
Las construcciones sorprenden a los paseantes por el extenso tamaño de sus salones, la armonía de la composición interior y la ostentosa decoración de los frisos labrados, los espejos de agua y los murales.
Una de sus características más sobresalientes es el sistema de drenaje, que hasta nuestros días impide que el lugar se inunde durante la época de lluvias.
Al momento de su hallazgo, el conjunto estuvo cubierto por múltiples murales, los que fueron desprendidos en la década siguiente y repartidos entre varios acervos localizados dentro y fuera de este sitio arqueológico.